17/11/10

Reflexion:
EL PASTOR


Si es joven, le falta experiencia; si tiene canas es demasiado viejo.

Si tiene cinco o seis hijos, tiene demasiados; si no tiene no está dando buen ejemplo.

Si su esposa canta en el coro, se está luciendo; si no canta no está interesada en el trabajo de su esposo.

Si predica usando notas, tiene sermones enlatados; si improvisa, no es demasiado profundo.

Si pasa mucho tiempo en la oficina, descuida a la feligresía; si visita, es un callejero.

Si es atento con los pobres, actúa para impresionar a los demás; si es atento con los ricos, está tratando de ser aristócrata.

Si sugiere mejoras es un dictador; si no las sugiere, es una figura decorativa.

Si utiliza muchas ilustraciones, descuida la Biblia; si no las usa es aburrido.

Si condena el mal, es un maniático; si no lo condena, es un consentidor.

Si predica una hora, es un verboso; si predica menos tiempo es un perezoso.

Si predica la verdad, le gusta ofender; si no la predica es un hipócrita.

Si no logra complacer a todos, está dañando a la iglesia; si los complace, no tiene convicciones.

Si predica sobre el diezmo, está buscando dinero; si no lo predica, no esta cumpliendo con desarrollar la mayordomía de la iglesia.

Si recibe un buen sueldo, es un mercenario; si su salario es modesto, eso demuestra que no vale mucho.

Si predica todo el tiempo, la gente se cansa de oír siempre a la misma persona; si invita a otros a predicar, esta rehuyendo a su responsabilidad.


¡¡Y hay quienes dicen que ser pastor es fácil!!

5/11/10


La salud visual de los que viven por fe
Hebreos 11; 23-27



Todo aquel que se detiene para reflexionar en la Palabra de Dios, puede notar que queda clara la estrecha relación que existe entre la fe y la visión. ¡Los hombres y las mujeres de fe tienen una visión espiritual saludable y sin ella no hay verdaderos hombres y verdaderas mujeres de fe! ¡La visión y la fe son marcas distintivas de los siervos (as) de Dios! ¡La visión y la fe van de la mano!

Así como cuando nacimos naturalmente fuimos dotados de la capacidad visual; cuando nacimos del Espíritu, Dios nos dotó de una visión Espiritual. La visión natural nos permite ver las cosas terrenales, materiales, efímeras y transitorias; pero la Visión Espiritual… trasciende lo humano, lo terrenal, lo pasajero y nos permite ver claramente lo celestial, lo porvenir, lo Divino, lo verdadero. “no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas” 1 Corintios 4; 18 ¿Cómo seria eso posible sin una visión Espiritual?

¡Pero cuidado! si la visión natural debe cuidarse, la visión Espiritual debe cuidarse mil veces más, ya que, si has conocido un creyente de poca fe, has conocido a un creyente de visión espiritual enferma.

Ahora bien, el pasaje que nos ocupa manifiesta el alcance de una visión sana y de la fe en la vida del cualquier creyente, ilustra esta verdad a través de una descripción rápida de la vida del niño, joven y luego adulto Moisés. Veamos lo que podemos aprender…

¿Por qué debemos mantener la visión espiritual sana?

I. Una visión saludable nos previene del temor y nos vuelve osados. (v 23)
“Le vieron niño hermoso… y no temieron”
Sin duda estos piadosos padres vieron un futuro promisorio para aquel niño, su visión les hizo desafiar el mandato del Faraón.
No importa lo que el faraón de este mundo haya decretado, yo veo un futuro hermoso.

II. Una visión saludable nos permite vivir una vida piadosa de santidad y abnegación. (Vv 24-26)
Moisés, hecho hombre, tomo decisiones que le llevaron a rechazar: una estirpe real, los deleites egipcios, y la riqueza material de una posición social. Rechazó un nombre, una carrera, una posición económica privilegiada…
La fuerza que motivó a Moisés a tal decisión se encierra en una correcta visión: “tenia su mirada puesta en el galardón”
El termino “mirada” se deriva del griego “Apoblepo” que significa: “mirar intensamente un objeto obviando todo lo demás”

III. Una visión saludable nos provee la firmeza necesaria para mantenernos inamovibles ante el mundo. (v 27)
Moisés dejó Egipto, y se mantuvo firme…
Se mantuvo firme en sus convicciones (nunca variaron), en su determinación, en sus decisiones…
Así como sus padres desafiaron la ira del rey, igualmente Moisés, dejó Egipto sin importar la ira del Faraón y las consecuencias de esto.
El secreto de su firmeza tiene que ver con su visión: “se sostuvo como viendo al Invisible”



Hay un común denominador en el relato de este pasaje: la saludable visión de sus protagonistas; los padres de Moisés le vieron niño hermoso, Moisés mismo tenía su mirada puesta en el galardón, y luego se sostuvo como viendo al Invisible…. Una sana visión y la fe van de la mano, juntas logran potencializar la vida de cualquier creyente en cualquier circunstancia.
El temor, la impureza y la inconstancia son señales de una visión enferma, por lo cual atendamos hoy la voz del Señor quien nos dice: “Por tanto, yo te aconsejo… unge tus ojos con colirio, para que veas. Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso, y arrepiéntete” Apocalipsis 3; 18-19

La voluntad de los vencedores.
Salmo 27; 4


Tomando en consideración que “… si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural” Santiago 1; 23, tenemos delante de nosotros una Palabra que nos permite considerar (cual espejo) la realidad de nuestra condición en lo que se refiere a la voluntad que nos gobierna, y al hablar de voluntad nos referimos a la “Capacidad de esforzarse lo que sea necesario para hacer una cosa”; “Intención, gana o deseo de hacer una cosa”, “Potencia del hombre, que le mueve a hacer o no hacer una cosa” en otras palabras hablamos de la determinación, el ánimo, el deseo, la decisión, y la fuerza para aferrarnos al plan de Dios para nuestras vidas, como Iglesia y como individuos.

Los tiempos demandan una voluntad, en el cristiano, con rasgos que dignifiquen la vocación con la que ha sido llamado; el contexto en el cual vive y lucha la Iglesia exige de ella una voluntad preparada, sazonada, forjada para salir triunfantes y victoriosos.

La mera “memorización intelectual” de las promesas Divinas son insuficientes si no se tiene una voluntad “dispuesta para toda buena obra”; para ser hacedores de la Palabra se requiere mucho más que buenos deseos, se necesita una voluntad bien definida, sin claroscuros ni matices de incertidumbre.
El pasaje que leemos nos enseña como es la voluntad de los vencedores, y como es la nuestra en comparación:

¿Cómo es la voluntad de los vencedores?

1. Es una voluntad con propósitos definidos: “Una cosa es demandado a Jehová…”
Una voluntad con propósitos en estrecha relación con la voluntad de Dios.


Una voluntad sincera, sin ambigüedades, sin motivos impuros u ocultos.


Una voluntad que sabe lo que quiere, en Dios.

2. Es una voluntad tenaz: “esta buscaré…”
Tenaz: “Que se pega o prende con fuerza a una cosa”, “que opone gran resistencia a desgastarse o romperse”, “que se mantiene firme en sus ideas o intenciones y no para hasta conseguir lo que desea”
Voluntad tenaz que nos permite levantarnos y poseer, para “buscar el Reino de Dios y su Justicia”, para “olvidar lo que queda atrás y extendernos a lo que esta adelante”

Voluntad tenaz para renunciar a la pasividad, que nos permite pasar de lo soñado a lo realizado.


3. Es una voluntad perseverante: “Que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida”
Que no cambia con el tiempo ¡persevera!
Que no retrocede o se rinde ¡persevera!
Que ha calculado el costo de sus decisiones, pero pese a ello no cambia ¡persevera!
Buscad a Jehová y su poder; Buscad su rostro continuamente. 1 Crónicas 16; 11

4. Es una voluntad para adorar: “para contemplar la hermosura de Jehová…”
Voluntad para buscar el rostro del Señor (su hermosura)
Voluntad para buscar su comunión
Voluntad para buscar una experiencia fresca cada día

5. Es una voluntad dispuesta a aprender: “ Para inquirir en su templo”
Muchas de nuestras victorias dependen de nuestra capacidad de aprender
Es una voluntad rendida, no está tan interesada en hablar como en escuchar
Hoy en día existe un fenómeno en la Iglesia en la cual quienes más edad tienen en Cristo son los que se muestran más reacios a aprender, se niegan a ser enseñados, y su arrogancia les roba la bendición.



Reitero, los tiempos demandan de los miembros de la iglesia una voluntad firme, con propósito definido, tenaz y dispuesta a aprender. Una voluntad así sazonada tiene la victoria asegurada en Cristo; pero si no fuera el caso aquí esta el señor para renovarte y darte la fortaleza que tu voluntad necesita.